¿Quién pensaría que ponerse a trotar puede funcionar mejor que llorar viendo series?
¿Alguna vez al terminar de correr te sentiste con la mente más clara, el ánimo por las nubes y esa sensación de que todo está bien? No es casualidad. Correr es mucho más que un ejercicio para el cuerpo: es una poderosa herramienta para nuestra salud mental. Y sí, se puede decir que, de alguna manera, correr también es terapia.
Pero, ¿por qué? Aquí te contamos algunas de las razones por las que tu RUN diario puede ser la mejor medicina para tu cabeza.
La química de la felicidad
- Endorfinas: Son las responsables de ese subidón de euforia, ese famoso «subidón del corredor».
- Serotonina y dopamina: Estos neurotransmisores regulan tu estado de ánimo, generándote una sensación de felicidad y bienestar.
Un respiro para la mente
Correr es una forma de meditación activa. Al concentrarte en tu respiración, en el ritmo de tus zancadas o en el paisaje que te rodea, le das a tu mente un respiro de las preocupaciones diarias. Es una distracción saludable que te permite desconectar del ruido mental y volver a conectar con vos mismo.
Confianza paso a paso
Más que solo ejercicio
El resultado final: dormir mejor
Si el estrés te roba el sueño, correr puede ser tu solución. Al liberar toda esa tensión acumulada durante el día, tu cuerpo se prepara para un descanso de mayor calidad. Dormir mejor significa un mejor estado de ánimo y más energía para el día siguiente.
Un complemento, no un sustituto
Es importante recordar que correr no reemplaza la terapia profesional, pero sí es un complemento increíblemente útil para la salud mental. Así que la próxima vez que te sintás abrumado, ponete los tenis y salí a correr. Tus piernas te lo agradecerán, y tu mente también.







